Tenía un bellísimo nombre: Rosa Amada, y apenas florecía a la vida con sus quince años. Alumbrada por la llama de una lámpara que la niña llevaba para la conversación con el joven poeta que le visitaba, la pequeña sala tomó un aspecto sombrío. Segundos antes, Medardo Ángel Silva, entonces ya reconocido en Guayaquil como poeta de la melancolía, había pedido autorización a la madre de la adolescente para hablar en forma reservada con su hija.
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...el encantamiento del amor es poesía sublime |
Con esta dolorosa escena desapareció la más brillante promesa de la poesía modernista del Ecuador en los comienzos del pasado siglo y dio inicio a la renovada leyenda del escritor enamorado del amor, capaz de refundir su breve existencia de apenas veintiún años en versos que trasuntan soledad y tristeza, y también en modernizada prosa.
Dos dias antes de su trágica muerte, el ocho de junio - fecha de cumpleaños de Medardo Ángel-, había entregado a Rosa Amada los versos de "El Alma en los Labios":
Cuando de nuestro amor la llama apasionada/ dentro tu pecho amante contemples ya extinguida/ ya que sólo por tí la vida me es amada/ el día que me faltes me arrancaré la vida.
Meses más tarde, en el mismo año, Francisco Paredes Herrera, inspirado, genial y prolífico compositor cuencano radicado en Guayaquil y más tarde en Quito, creó la música del que seguramente es uno de los más conocidos pasillos del Ecuador. El Alma en los Labios ha sido, es y será como secreta declaración de amor de los ecuatorianos ante los amores imposibles, en todo tiempo y lugar.
También hay una segunda versión, menos conocida, de Alberto Valdiviezo Alvarado, conocido en el Puerto Principal como "el diablo ocioso". El ingeniero Alejandro Pro, conocedor profundo de las raíces del pasillo y del tango argentino -llegó a tener la mayor colección discográfica del país-, con investigaciones realizadas en Bogotá y Buenos Aires, sostiene con sobra da razón que el pasillo no es triste, es sentimental y hace suya la afirmación del linguista ecuatoriano Humberto Toscano: el pasillo es la nostalgia por la nostalgia.
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Julio Jaramillo cantó la versión más inspirada del pasillo |
Con El alma en los Labios de Medardo Ángel Silva también está otro pasillo que, todavía más, refleja la inevitable melancolía que invade a una sociedad que se angustia con la postmodernidad:
Se va con algo mío la tarde que se aleja...
Mi dolor de vivir es un dolor de amar
y al son de la garúa en la antigua calleja,
me invade un deseo infinito de llorar
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Para enamorar a una mujer, a un ecuatoriano le basta y le sobra un pasillo. Del sutil decantamiento de afectos y enamorados poetas y músicos de Europa y Latinoamérica, desde mediados del siglo pasado se fueron mixtificando los sentimientos hasta llegar al pasillo nacional. Antes había cruzado las sociedades de Cuba, Venezuela, Colombia y llegó, finalmente, a Ecuador.
Mi personal homenaje al mayor de los poetas enamorados del amor que se expresa en galantería, conquista, serenatas, y también en traición, desencanto y sufrimiento; a quien fue capaz de, seguramente, confesar todo su dolido amor en el oído de su amada, segundos antes de apretar el gatillo. Medardo Ángel Silva vivirá siempre en el corazón del hombre enamorado de una mujer.
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El romance en el paisaje nacional |
En este mes de mayo se aprobará la Ley de Cultura y, con ella, espero que lleguen nuevos y mejores tiempos para la cultura y las artes del Ecuador.