Y todavía hay algunos que sostienen que la cultura no es importante!
Fernando Vicario (centro) enfatizó en la emergencia de crear estructuras para defender la producción cultural de Ecuador |
Julio Jaramillo, el Jota Jota, representa con el pasillo al romanticismo popular ecuatoriano de mediados del siglo pasado. |
Y en el campo de la música nacional, el pasillo ocupa destacado sitial como expresión sonora del sentimiento y romanticismo ecuatorianos.
Con las excepciones de rigor y acusado de ser triste y llorón, el pasillo -y también los demás géneros musicales del país- ha sido permanentemente discriminado de las programaciones radiales en Ecuador. Dueños de radiodifusoras, productores y locutores han puesto la mira en ritmos foráneos, pues, además de "estar de moda" tienen la preferencia del mercado (anunciantes y oyentes). Círculo vicioso que impacta negativamente en la producción artística nacional, minimiza su trascendencia como factor de identidad cultural del Ecuador, y pone en riesgo al país. Pero ellos no lo saben, porque en su ignorancia y afán de simple lucro, sin investigación bibliográfica y menos de juicio crítico, defienden sus posiciones desde la rentabilidad de negocio. Nada más!

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Situaciones como las descritas en las dos fotografías se multiplican en cada sector de las artes. Los artistas nacionales necesitan estímulos y preferencias de la prensa, radio, televisión y revistas del Ecuador. !Primero lo nuestro!
Razones sobran para apoyar la posibilidad de estimular la producción musical ecuatoriana con el 1x1 de la nueva Ley Orgánica de Comunicación (LOC). Los rubros de privilegio para impulsar la producción artística nacional, deben incorporar también a publicidad, diseño gráfico, producción audiovisual, cinematografía, etc, y dejar de lado a la farándula y misceláneos intrascendentes, vacuos y sin sentido.
Los cuatro ejes programáticos formulados para la revolución de las políticas culturales en Ecuador: Descolonización, Derechos Culturales, Emprendimientos Culturales y Nueva Identidad Ecuatoriana Contemporánea están bien encaminados para confrontar con la homogenización cultural que se produce en globalización.
La macdonalización y ambientes cocalizados matizados con música que induce a la violencia y rebeliones sociales, reflejados en grandes espacios que reciben de la prensa nacional, radios y canales de TV, procuran anular y, si posible, desaparecer las culturas autóctonas y tradiciones nacionales. Se supone que es por las fuerzas del mercado y no producidas voluntaria y conscientemente por los dueños de esos medios de comunicación. En ocasiones, sin la frecuencia deseable y necesaria, se publican notas que informan de realidades que espeluznan por su significación y trascendencia. Es que al mercado no le interesan ya los arpistas? Puede ser, pero es un instrumento asociado a las tradiciones campesinas de la serranía y se registran en el cancionero popular. Recuerdan Arpistas de mis Canciones?
Las críticas de pensadores de alto nombre, como Zygmunt Bauman, cuestiona a la "sociedad de consumidores" que interpela a sus miembros por su capacidad de comprar, estratificándolos bajo la estima o estigma de la sociedad. "Tanto consumes, tanto vales" parecen decir los distintos y cada vez más estrechos nichos de mercado, en que se privilegia sobre todo la moda. Este es el principal parámetro que siguen los periódicos y más canales informativos, para alimentar una masa siempre necesitada de novedades, vacías de contenido pero altamente satisfactorias para el lucimiento personal.
La nueva identidad ecuatoriana en las modernas épocas debe responder a sus raíces y tradiciones, primero, y luego al proceso largo de inserción en los mercados del mundo, absorbiendo lo extraño pero, sobre todo, entregando también lo nacional. En esta línea, tal como dicen los principios de la Carta Cultural Iberoamericana, "La participación ciudadana es esencial para el desarrollo de las culturas en los ámbitos nacionales y en el espacio cultural Iberoamericano".
Pero estos enunciados se ignoran abiertamente en los espacios que los canales noticiosos ofrecen cotidianamente a sus lectores/televidentes/oyentes, saturados de mensajes sobre las banalidades del mundo. Especialmente en radiodifusoras se distinguen algunos programas que buscan formas y maneras de recuperar la música nacional. En prensa escrita, Diario El Telégrafo se distingue claramente con "Cartón Piedra", nombre sugerente para el excelente suplemento que presenta los domingos, con material que verdaderamente hace honor a su perfil de "cultural".

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