martes, 16 de abril de 2013

MEDICINAS para CURAR...O...?


 






Como muestra clara de ética empresarial, un siglo atrás un importante empresario europeo sentenció “prefiero perder dinero y no confianza”, en referencia a la buena reputación que deben tener, a toda costa, las industrias en su afán de mantener la clientela. Desde entonces, debajo del puente por donde debe transitar la responsabilidad y ética de las empresas ha corrido mucha agua…, y los resultados son magros.

 Las directrices que se desprenden de las virtudes y moralidad que los negocios deben ofrecer al mercado-comprador en los productos y servicios, parecen ser más vulnerables con la competencia globalizadora. Tal vez ninguna actividad productiva refleja con mayor crudeza esta falencia como la industria farmacéutica del mundo.

Quince años atrás, médicos especialistas en neurología del Instituto Nacional de Parkinson de la Universidad de Miami le diagnosticaron al ciudadano ecuatoriano, Alfredo Paredes Santos, de la enfermedad de Parkinson, dolencia neurológica que va degenerando progresivamente y afecta al movimiento. Se le prescribió el medicamento Mirapex, fabricado por la compañía farmacéutica Boeringher Ingelgeim, con la recomendación de que el fármaco era el más nuevo tratamiento para la dolencia.

 En agosto de 1997 comenzó a tomar la medicación en dosis que luego fueron aumentando. Mirapex no se vendía en las farmacias del Ecuador hasta el 2006, por lo cual debía viajar continuamente a Estados Unidos para chequeos médicos y obtener las recetas para comprar las medicinas “salvadoras”. Desde entonces, Alfredo Paredes y su familia han sufrido un calvario.

 EFECTOS SECUNDARIOS

 “Nunca se me advirtió de ningún efecto secundario que el consumo de Mirapex podía generarme, por lo que guardaba absoluta confianza en el medicamento, hasta cuando empecé a advertir los terribles trastornos que me produjo”, afirma Paredes Santos en el escrito presentado a la Corte Provincial de Justicia de Pichincha dentro de la demanda contra la empresa fabricante de Mirapex y los médicos norteamericanos que prescribieron el medicamento. El reclamo, que llegará a las Cortes de Justicia en Estados Unidos, es por Daño Moral.

 Los años de tratamiento con esta “medicina”, entre    1996 Y 2009, provocaron en Alfredo Paredes la adicción a la comida,  gastos descontrolados en general y fuertes pérdidas en salas de juego con máquinas tragamonedas (ludopatía), además de episodios de sueño repentino, aumento de peso y severas alteraciones en su conducta. El desconocimiento de los efectos secundarios por consumo del medicamento Mirapex generó delicadas situaciones en el enfermo y su familia: graves pérdidas de patrimonio,  deterioro de la relación familiar, daño en la bien ganada reputación profesional y honorabilidad de Alfredo Santos.

 El comportamiento irracional del paciente se detuvo con la intervención del prestigioso médico psiquiatra ecuatoriano Carlos León, quien aconsejó la suspensión del uso del Mirapex.

 ¿Cómo sabemos que los medicamentos bajo prescripción son buenos?, sostienen los especialistas cuando examinan con sentido crítico los programas de investigación y desarrollo que realizan las firmas de la industria farmacéutica. Para precautelar el interés de ciudadanos y consumidores, la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (FDA), exige rigurosos ensayos clínicos que prueben los medicamentos en numerosas personas, en condiciones de exhaustivos controles, para probar la eficacia del medicamento sujeto a pruebas. Pero todo esto no siempre se cumple.

 En el objetivo de simplemente ganar astronómicas cantidades de dinero, en alto porcentaje del negocio las firmas acuden a prácticas dudosas de la industria y minimizan –a la expresión más pequeña que el lector pueda imaginar- las aspiraciones y expectativas de curación de los enfermos. Entonces cabe la pregunta ¿Qué significación tiene la  vida si el valor mayor está en el dinero?

CUÁNTO VALE UNA VIDA?

La vida no es ausencia de la muerte. Vida es la permanente acción que el ser humano realiza cada instante, se incrementa en familia y en sociedad para cumplir objetivos superiores con el trabajo creativo,  solidario, pleno de afectos y virtudes. La vida se manifiesta en el mundo interior de cada individuo y evidencia externamente con la participación dinámica y proactiva en sociedad.

 Estas y otras reflexiones probablemente se hizo Alfredo Paredes Santos cuando experimentaba, con dolor íntimo, su “inclinación” a formas irregulares de conducta, alejadas de aquellas que le habían servido para ganarse un elevado sitial como profesional en Ciencias Administrativas, aclamada autoridad académica y docente de prestigiosas universidades del Ecuador, reconocido consultor en Ecuador y de nivel internacional, y funcionario público de elevados puestos jerárquicos. Todo este mundo se estaba destruyendo por su inclinación al juego y gastos desmesurados que minaban su patrimonio.

El drama familiar, con el asombro y dolor de esposa, hijos y nietos, alcanzó ribetes de telenovela. Después de seis años de sufrimiento, la esperanza comenzó a surgir al suspender el medicamento y buscar salud en otros caminos. Hoy, la familia Paredes García respira con mayor tranquilidad y ponen la fe en las autoridades de Ecuador y Estados Unidos para reconocer el daño moral y patrimonial sufrido por el consumo de Mirapex, debido a la inexcusable falta de la fabricante Boheringer Ingelheim, de los EE.UU.  para advertir oportunamente de los riesgos que implica la ingestión del “remedio”.

 Es conveniente destacar que en varios países, especialmente en Estados Unidos y Canadá se han presentado demandas similares en contra de la farmacéutica Boheringer Ingelheim sobre los efectos que produce Mirapex.

 SE PRACTICA REALMENTE LA RSC?

En esta materia habrá “mucha tela que cortar” y se gastarán cantidades de tinta para examinar más profundamente las múltiples facetas de los negocios. La idea del desarrollo humano cobra especial relevancia cuando el reto de la globalización es buscar equilibrios para el crecimiento de negocios y empresas, con utilidades legítimas, con los intereses superiores de pueblos y personas. Conviene poner énfasis en los Objetivos del Milenio, que privilegia el combate a las  carencias de salud y lucha contra las enfermedades, junto a la mitigación de la pobreza, definiendo nuevos parámetros para incorporar la salud, la paz y la seguridad como Bienes Públicos Globales (Global Public Goods).

 Estos nuevos marcos referenciales se relacionan estrechamente con las actuales formas éticas de hacer negocios en el mundo. Aquí comienza el tránsito de las formas inéditas de relacionamiento entre la empresa y la sociedad de la cual obtiene beneficios, superando las formas ortodoxas e injustas del nefasto capitalismo. Bien entendida y practicada, la Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa supera largamente el marketing y asistencia social. Reglamentada desde diciembre del 2010 como ISO 26000, se inscribe en la escalera que se comienza a formar para llegar a la economía con moral y ética.

 Los empresarios norteamericanos acuñaron largo tiempo atrás el concepto “doing well by doing good”. Casos como el del Dr. Alfredo Paredes, que es el primero registrado públicamente en Latinoamérica, conducen inevitablemente a la reflexión sobre la reforma exhaustiva que merece la industria farmacéutica y la profesión médica; así como los organismos que los controlan, recordando primero que todos justifican su existencia por servir a la comunidad.

Escribiremos más sobre todo esto.





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