sábado, 6 de diciembre de 2014

PASILLO "EL AGUACATE", cuál es el origen de su nombre?


"El AGUACATE" ES UN PASILLO QUE SE ACERCA LOS CIEN AÑOS DE VIDA.

Loas estudiosos de la cultura afirman que un pais debe conocer sus raíces si quiere anticipar su futuro. Con esta razón, deben procurar todos sus habitantes la recuperación, fortalecmientor y proyección de sus expresiones artísticas.

Esta es la finalidad de buscar en sus interesantes historias la verdad sobre nuestra música. 

¿Fueron los ímpetus amorosos del joven de 25 años o más pudo el espíritu inquieto del artista?

No se puede adivinar, pero la verdad es que el 5 de diciembre de 1918 la romántica canción que más tarde fue conocida como "El aguacate" ya había sido compuesta por César Augusto Guerrero Tamayo. Ayer, este precioso pasillo ecuatoriano cumplió 96 años de feliz existencia. Durante casi un siglo, sus expresivos versos y sentimental melodía ha despertado sueños y acunado pesares de mujeres enamoradas.

Este es mi sencillo homenaje a los cantores que llevaron serenatas con este pasillo y a los enamorados que lo escogieron para cantar sus cuitas. Casi centenarias, las palabras lo dicen todo, o casi:

Tú eres mi amor, mi dicha y mi tesoro; mi solo encanto y mi ilusión.

Ven a calmar mis males,
mujer no seas tan inconstante;
no olvides al que sufre y llora
por tu pasión.

Yo te daré mi amor, mi fe,
Todas mis ilusiones tuyas son,
pero tú no olvidarás al infeliz que te adoró,
al pobre ser que un día fue, tu encanto, tu mayor anhelo y tu ilusión.

La letra había sido escrita por su autor, César Guerrero, pero no le había bautizado con un nombre. Simplemente lo cantaba en reuniones de amigos y de familia. Por ese tiempo, músicos y poetas descuidaban tanto la autoría de sus trabajos como la designación del nombre de la obra.

La composición había sido creada en la soledad de un artista romántico de comienzos del siglo XX y también en noches de bohemia, al calor de un trago y los sonidos amables de una guitarra.

Es probable, dicen los estudiosos, que el joven César Guerrero se había fijado en la hermosura de una vecina de barrio.

Lo cierto es que un soleado día, 5 de diciembre de 1918, en el recoleto ambiente de la ciudad pequeña, Quito, mientras paseaban con un grupo de amigos por el centro de la ciudad, advirtieron la presencia de una chiquilla joven, en una tienda del barrio, que disfrutaba de un apetitoso aguacate. Uno de ellos lanzó un piropo atrevido a la chica que, con prontitud y bastante coquetería, respondió al galante lanzándole la pepa de la fruta que "cayó sobre el hombro de César Guerrero. Uno de los amigos, jocosamente, dijo: mira César, ahí tienes el nombre para ese pasillo que tanto te gusta. Ponle hermano "El aguacate" y anda esta misma noche a cantárselo en la ventana de su casa".

El compositor aceptó la proposición y bautizó a su canción con este sugestivo nombre. Esta versión consta en un artículo del profesor Francisco Correa Bustamante, guayaquileño, conocido investigador de la música nacional, particularmente de pasillos.









Paisajes adornados con residencias repletas de flores formaban parte del entorno natural de la ciudad que se asomaba al nuevo siglo. Este ambiente resultaba favorable para la creación poética de bardos y músicos.

Con bandolas y violines, surgieron las primeras serenatas en las estrechas calles del Quito de entonces.

 El ingeniero Alejandro Pro Meneses, nacido en Quito, fue un notable y serio investigador exclusivamente de dos géneros musicales: pasillos y tangos. Para este propósito, Alejandro Pro, ingeniero civil de profesión (que no interpretaba ningún instrumento musical), se desplazaba a Bogotá para continuar con sus averiguaciones sobre el pasillo colombiano y a Buenos Aires, para conocer más sobre el origen del tango y de sus más famosas creaciones.


Tiene una obra titulada "Lo que cuentan nuestros pasillos", con una muy limitada edición financiada con sus recursos y que circuló únicamente entre sus amigos cercanos. Para la primera versión, según narración de un hijo  del compositor, mientras interpretaba  su composición en Cumbayá, un muchacho lanzó el fruto que cayó sobre el piano. "Esto motivó el nombre", dice Alejandro Pro.

La segunda indica que estando en el barrio de la Villa Flora (sur de Quito), su canción fue interrumpida por una vendedora que anunciaba su producto con voz estentórea. Y la última menciona al muy popular barrio de La Tola, con similar situación.

Como se ve, cambia la ubicación del incidente pero no la situación. Todo indica que fue la casualidad la que intervino para bautizar a la preciosa composición de Cédar Guerrero con el nombre del apetecido fruto.

Muchos estudiosos de la música ecuatoriana coinciden en destacar la importancia de El Aguacate como uno de los más importantes pasillos del Ecuador; con Lamparilla, Sombras y Alma en los Labios son, sostienen, los más representativos del cancionero popular romántico nacional.

Los pasillos fueron cómplices en los anamoramientos y matrimonios de miles de parejas ecuatorianas,  ahora felices padres y abuelos, caminando los regresos.

Desde 1930 y cincuenta años posteriores, los pasillos ecuatorianos figuraban con boleros, rancheras, valses y tangos, entre las más solicitadas por los enamorados de América Latina. Las autoridades del Ministerio de Cultura anunciaron en el 2012 su decisión para gestionar ante la UNESCO, conjuntamente con otros países en donde se cultiva el género, el reconocimiento como Patrimonio de la Cultura Universal.

Que así sea! FIN.-

















































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